Existe un consenso casi unánime en la existencia de dificultades para la sostenibilidad financiera del sistema publico de salud, no sólo en España sino también en otros países de la Unión Europea. España tiene un gasto sanitario que se sitúa en un nivel medio de la UE tanto en porcentaje de PIB como en porcentaje de presupuesto público. Se critica que no se destina suficiente presupuesto (o que se debería destinar una mayor cantidad), asumiendo que a mayor gasto sanitario mejor sistema de salud. Esto debería ser así en términos de eficacia pero no siempre en términos de eficiencia. La lectura de lo anteriormente expuesto, con respecto a España, es que nuestro sistema es altamente eficiente de alta calidad y con buenos resultados tanto en términos de mortalidad y esperanza de vida como de satisfacción general de los ciudadanos.
En este contexto ¿puede reducirse el gasto sanitario sin afectar la calidad del sistema? Evidentemente sí. ¿Cómo? Haciéndolo aún más eficiente. ¿En qué áreas? 1. Adecuación del gasto farmaceutico, no sólo en términos económicos sino de control de la polifarmacia y la yatrogénia asociada. 2. Transformación de estructuras para la atención de los pacientes crónicos, como la integración de los servicios de atención a las personas dependientes en el sistema de salud. 3. Fomento de las políticas de prevención que tendrán repercusiones a medio y largo plazo.
Evidentemente otras medidas pueden contribuir a la sostenibilidad de nuestro sistema de salud pero nuestros políticos deberían formularse algunas preguntas que aparecen en el documento Addressing financial
sustainability in health systems: how much to spend on health care, what level of health care coverage to provide and how to enhance value in financing health care.
Los profesionales de la salud y de la atención a personas dependientes (del ámito sociosanitario) tenemos mucho que decir.... pero la pelota está en el tejado de los políticos.
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